[-33] CARNEVALE BARBARICINO (VIAJE AL REINO DE LAS OVEJAS)
Desde que creé este
blog en septiembre varias veces me habéis preguntado si no me cuesta ponerme
escribir. Para esta pregunta tengo una respuesta automática: por supuesto que
me cuesta. De hecho, en función de la época, de los estímulos diarios o incluso
de mi estado de ánimo me cuesta más o menos sentarme y hacer eso que suena tan
elegante como es <<redactar>> (porque hasta ahora escribo sentada,
no quiero ni pensar la cantidad de calorías que quemaría si escribiese de pie).
Como todo el mundo y en cualquier área de trabajo tengo momentos de lucidez total y días en los que no doy pie con bola. Luego están esos intervalos de tiempo, normalmente los domingos por la tarde, en los que el parpadeo del cursor en la hoja en blanco me paraliza y, frustrada, cierro el editor.
En realidad, dedico bastante tiempo a analizar este tipo de situaciones y bloqueos. A veces confundimos la desidia con la cansancio -o la justificamos a través de éste- y el cansancio con la pereza. Cuando pasa esto último nos autoculpamos o sentimos autocompasión; nos <<auto-lo-que-sea>>, porque no sabemos estar sin nosotros mismos. Y deberíamos ser capaz de estarlo...al menos de vez en cuando, metafóricamente hablando.
Dicho así suena un poco raro, pero creo que se entiende bien cuando lo aplico en otro ámbito. Pienso, por ejemplo, en el acto de correr. No siempre resulta sencillo madrugar para ponerse unas zapatillas y salir a trotar, pero cuando consigues despegarte de las sábanas y hacerlo te sientes bien, muy bien (y aún mejor cuando terminas).
Yo escribo como corro -rápido, concentrada-, pero también corro como escribo -veloz, exigente-; y siempre, en ambas acciones, sin mirar el reloj, con épocas buenas y momentos de parón.
En estos últimos meses he bajado el ritmo de correr mientras que he aumentado el de escritura. En consecuencia, me siento más entrenada ante el folio en blanco y proceso mejor los estímulos externos. Este es el único secreto que tiene MAS...pero eso no significa que siempre pueda terminar las <<series>>. Sin ir más lejos, hace dos días tuve un bloqueo. Normalmente, escribo los post en el blog sin ningún tipo de compromiso más allá del que tengo conmigo misma, pero el viernes, tras regresar de Cagliari, me di cuenta de una cosa: no encontraba el ánimo para escribir. Primero, por una cuestión objetiva: estaba muy cansada; segundo por otra variable algo más difícil de explicar: no era el momento. Ahora lo pienso y no me parece tan complicado. Una ciudad tan especial como Cagliari merece algo más que un par de líneas, así que reservo la crónica del viaje para otro momento (preferiblemente para dos post bien documentados que redactaré cuando asimile bien la experiencia).
Hoy, fresca como una rosa, me he calzado las zapatillas metafóricas -y las no metafóricas-, y he bajado al bar para conectarme a internet y dar las últimas pinceladas en un post que tenía en borrador y que ayer, por no tener internet en casa, apenas pude editar. En esta ocasión, nos vamos a la salvaje Barbagia (<<Barbaza>>, en sardo), <<su coro da sa Sardigna>>, para hablar de otro aspecto de la cultura sarda apasionante: <<il Carnevale Barbaricino>> y, en particular, de las famosas máscaras de Mamoiada.
¿Máscaras?
Sí, máscaras con rasgos extraños y grotescos que evocan animales y seres de otro mundo. Conocí esta festividad gracias a una conversación informal con una artesana de Cagliari, que me invitó a ir a la celebración del <<Autunno in Barbaglia>>, una fiesta itinerante que se celebra por estas fechas. Ilusionada me habló de esta zona y de la fiesta de las máscaras que anualmente se hace en la región durante el mes de enero. A partir de ahí, como hago siempre, empecé a tirar del hilo para averiguar un poco más.
En realidad, no resulta nada sencillo contextualizar esta tradición. Su origen es incierto, pero todo apunta al área central de Cerdeña, la más inaccesible, conocida como la <<Barbagia>>, donde todos los años se celebra el <<Carnevale Barbaricino>> en varias de sus localidades (Boes, Filonzana di Ottana, Merdules y Thurpos di Orotelli).
La Barbagia también es famosa por albergar restos arqueológicos desde la prehistoria. De esta zona son las nuragas, las <<Tombe di Giganti>> (tumbas de los gigantes) y la necrópolis de <<Sa Conchedda Istevene>>, ya en Ottana. Desde el punto de vista de la demografía, concentra gran parte del hábitat rural disperso, con pequeñas bolsas de población que viven de la agricultura y, más recientemente del turismo alternativo al sol y playa. Este perfil de visitante normalmente acude atraído por el encanto campesino, o para ver los murales de Orgosolo (Nuoro), a los que dedicaré un post más adelante. No es precisamente uno de los lugares más prósperos de Cerdeña. De hecho, a mediados del siglo pasado sufrió una transformación radical por el proceso de industrialización que experimentó gran parte de la isla. Con todo, parece que ahora inicia una recuperación del paisaje, hecho que viene acompañado, para el bien común, con una reivindicación de sus tradiciones centenarias.
Aunque el <<Carnevale Barbaricino>> un tema apasionante, para no extenderme demasiado me voy a centrar en cómo se celebra en Mamoiada por ser, junto al de Ottana, el más famoso del Cerdeña y uno de los más representativos del mediterráneo occidental [1] .
Mamoiada, es una localidad que se encuentra en la provincia de Nuoro, cerca de los montes de Gennargentu y del supramonte de Orgosolo. Todos los años, el 17 de enero, durante la festividad de su patrono San Antonio Abad, acoge la llamada <<Mamoiada>>, una celebración de carácter popular antiquísima asociada a la renovación del ciclo agrícola y a la fertilidad de los rebaños.
Durante una jornada cargada de folklore y simbolismo, una parte de la población se concentra en la plaza principal en torno a una hoguera mientras que otra menos numerosa -y sólo masculina- se transforma en <<mamuthones>> y en <<issohadores>>, dos de los principales seres del imaginario sardo popular. En el transcurso de la fiesta, abundan las referencias a la antigua realidad agropecuaria que existió y sigue existiendo en la región. Todo un espectáculo digno de ver.

[arriba] <<Isohadores>> y <<mamuthones>> (fuente original: https://pierluigimontalbano.blogspot.it/2013/07/mamuthones-e-issohadores.html).
La primera vez que vi el traje de ambos personajes quedé impresionada. <<Isohadores>> y <<mamuthones>> ocupan el rol de pastores y bestias, dominadores y dominados, respectivamente. Parecen sacados de una pesadilla, ¿verdad?
La vestimenta típica de los <<isohadores>> (<<los hombres que portan la soga>>) se compone de una camisa roja, el gorro sardo (<<sa berritta>>) y una máscara blanca (<<visera crara>>) que oculta su rostro.

[arriba] Atuendo típico de los <<isohadores>> de Mamoiada (fuente original: https://it.pinterest.com/pin/331366485055704736/).
Los <<mamuthones>> por su parte, representan la parte <<bestial>> de la fiesta. Portan cráneos de oveja o cabra y protegen sus cuerpos con cuero y vellones oscuros muy tupidos (<<sas peddhes>>) hechos de lana de oveja negra (<<mastruca>>). Su vestimenta se compone de pesados y ruidosos cencerros con badajos de hueso (<<campanacci>>) que se cuelgan en el pecho y sobre las espaldas. Cubren su cabeza con un pañuelo (<<su mundacore>>) y esconden su rostro con una máscara de madera oscura -normalmente con una mueca inexpresiva o de dolor- que se adapta a la cabeza mediante varias correas (<<sa bisera>>).

[arriba] Atuendo típico de los <<mamuthones>> de Mamoiada. Como rasgo curioso, el proceso de colocar los <<campanacci>> es una prerrogativa exclusivamente masculina (fuente original: https://www.portalesardegna.com/blog/vacanze/carnevale-maschere-e-musica-a-mamoiada-alla-scoperta-della-barbagia-millenaria/).
La celebración es curiosa y parece más un juego que un desfile o procesión, como podría esperar el turista. Los <<mamuthones>> se mueven en silencio sepulcral, de forma torpe, con pasos cortos y pequeños saltitos. De vez en cuando se balancean y sacuden los <<campanacci>> en una especie de danza aterradora (<<il ballo dei Mamuthones>>). Por su parte, los <<isohadores>> enlazan con las sogas a las mujeres del público. Dicen que ser enlazada es de buen augurio.
Dicen.

[arriba] Uno de los <<isohadores>> con la soga (fuente original: https://www.google.it/search?biw=1517&bih=681&tbm=isch&sa=1&ei=6jcRWsrWL4G8abSPlvgD&q=mamuthones+e+issohadores&oq=mamuthones+e+i&gs_l=psy-ab.3.0.0i19k1.143383.144079.0.145439.4.4.0.0.0.0.227.391.0j1j1.2.0....0...1.1.64.psy-ab..2.2.391....0.iYKCTMuVUU0#imgrc=8nyLk24n0_7FNM).
Como toda festividad, este momento del año tiene sus dulces típicos. Durante este día y los días previos, se consumen montones de <<papassinos>> (<<papassinu biancu e nigheddu>>), las pastas con pasas de forma romboidal de las que hablé en el post dedicado a Todos los Santos [-52]. Además, también se venden <<caschettas>>, hechas con miel y las típicas <<orulettas>> elaboradas de manera artesanal. Íntimamente relacionado con el mundo del pastoreo está el pan <<carasau>>, un fina torta de trigo muy duradera que antiguamente amasaban las mujeres de los pastores para soportar las largas jornadas de la trashumancia.

[arriba] Pan <<carasau>>. Se caracteriza por ser uno de los panes más duraderos que existen debido al proceso de doble horneado al que es sometido. Puede aguantar largos periodos de tiempo sin enmohecerse. En el supermercado podéis encontrar una versión actualizada de esta variedad envasado en cómodas bolsitas. Yo no puedo comerlo por los motivos que sabéis de sobra [día -42], pero dicen que está realmente bueno acompañado de un poco de <<pecorino>> (fuente original: https://www.pinterest.es/pin/412220172115187186/).
Cierro el tema satisfecha porque esta semana, a pesar de que el <<entrenamiento>> no ha salido como tenía previsto, he llegado a la meta de una carrera que me ha llevado a recorrer en cuatro días 400 km de la isla y a contar cientos de <<pecore>> por el camino. En realidad, no deja de parecerme simpático que al final las ovejas hayan sido las protagonistas indirectas de este post. No he podido ir a la Barbagia, pero he podido conocer su <<Museo delle maschere>> a través del <<tour>> virtual disponible en su web, donde también se hace un recorrido por la presencia de estos objetos en otras zonas del arco alpino, en la Península Balcánica y, como no podía ser de otra manera, en la Península Ibérica.
En mi tierra, Alicante, también tenemos tradiciones basadas en la transformación/<<performance>> en las que se incluyen máscaras o rostros pintados (aunque responden a motivos diferentes). Me viene en mente el <<Rei Pàixaro>> de Biar, cobrador del tributo agrícola (¡también en enero!).
Para finalizar, desde que aterricé en la isla a mediados de septiembre muchas personas me han dicho que he llegado en la época más gris del año. Y no les falta la razón. Pero posiblemente gracias a esta circunstancia he desviado mi atención de las playas y me he obligado a conocer otras cosas más cercanas a la verdadera naturaleza del pueblo sardo. En este post, he dedicado una mirada al corazón más salvaje y misterioso de la isla; un mundo rural, deprimido por zonas y aún hoy en día mal comunicado que encierra en sí mismo la bonita paradoja de ser la tierra donde del pan nunca se pone malo.
Para redactar este post he utilizado los siguientes recursos:
https://www.sardegnaturismo.it/es/explora/mamoiada
https://www.museodellemaschere.it/
[1] De este punto en adelante, he utilizado el siguiente artículo para documentarme:
FORGIONE, C.A., <<Los hombres que llevan a cuestas su rebaño. Ensayo sobre el significado de la celebración de los mamuthones de Mamoiada. Cerdeña. Italia (parte I)>>, Zibaldone. Estudios italianos, pp. 104-120.