[-39] ALGHERO: LA CIUDAD DE CORAL
Parece
el título de un capítulo de <<Las ciudades invisibles>> del escritor italiano
Italo Calvino, pero no es exactamente así (aunque con una pizca de imaginación
podría llegar a serlo).
Sin saber bien cómo, ya ha pasado más de la mitad del tiempo y muchas de las cosas que anoté en la lista <<lugares que visitar durante la estancia en Cerdeña>> siguen en el mismo lugar. Con un poco de suerte sacaré tiempo para ver la mayoría, pero me temo que algunas pasarán a un segundo listado al que llamaré, simple y llanamente, <<cosas que ver cuando vuelva a Cerdeña (algún día)>>.
Pero, a pesar los pequeños <<y si...>> que se quedan en tintero, hoy estoy relativamente contenta. Ya puedo decir que, de todos los objetivos y destinos pendientes, este fin de semana taché sino el más importante, uno de los prioritarios: la ciudad costera de Alghero o l´Alguer (en alguerés).
No recuerdo cuantas veces me han recomendado que visite este lugar, pero no han sido pocas. El sábado, después de pensarlo varias veces, decidí que por fin había llegado el momento de conocerla (a sabiendas de que me la jugaba por el mal tiempo que había hecho durante toda la semana).
Pero, al parecer, el día no podía salir mal. :)
El domingo, Francesco, mi compañero de piso, me contó que en Cerdeña al día 11 de noviembre se le conoce como <<l´estate di San Martino>> (<<el verano de San Martín>>) porque nunca llueve. ¿Curioso, verdad? Cuenta la leyenda que San Martín, en su peregrinar, prestó a un pobre muerto de frío su jubón para que se abrigase. En el mismo instante en el que el pobre recibió la prenda dejó de llover.
Naturalmente, es una leyenda y no tiene base científica/ credibilidad alguna, pero casualmente el sábado, después de días y días de <<brutto tempo>>, salió el sol. Así que, sin darle muchas vueltas -e ignorando que contaba con la bendición de un santo-, me hice la mochila y fui directa a la <<biglietteria>> a por mi ticket de bus.
<<Sólo serán unas horitas>>- me dije.
¡Ay de mí! Me pasé todo el día fuera.
Veinticuatro horas bien gestionadas dan para mucho, pero creo que me dejé llevar por el entusiasmo y el paseo se me fue de las manos. Entre desplazamiento a la estación, rutas y demás, hice 21km. ¡Media maratón en modalidad andarín! No me he parado a revisar el material que tengo en la memoria de la cámara, pero no es poco. Alghero es posiblemente uno de los lugares más especiales que he visitado hasta la fecha, no tanto por su tamaño y monumentalidad como por todas las ideas, impresiones y sentimientos -a veces encontrados- que despiertan en el viajero.
Antes de contaros cómo fue mi visita, me gustaría aportar unas breves pinceladas de contexto histórico para poder justificar el carácter <<atípico>> que mantiene aún a día de hoy esta preciosa ciudad. Pido disculpas por adelantado porque esto va a alargar el post más de lo que me gustaría, pero creo que es positivo que lo haga porque de otra manera no se entendería igual. Al fin y al cabo, un viaje sin contexto histórico es como un documental sin voz ni subtítulos. Prometo hacerlo lo más ameno, esquemático y divulgativo posible. ;)
La ciudad de Alghero se sitúa en la costa noroeste de Cerdeña, en la provincia de Sassari, cerca de la gigantesca mole caliza de <<Capo Caccia>>. Es conocida por el papel que ha tenido a lo largo del tiempo en la producción y exportación de coral, pero también por ser un puerto natural de salida al mediterráneo que siempre ha estado en el punto de mira de varias culturas, poderes político y estados. De hecho, tantas han sido las presencias foráneas en Cerdeña que existe un proverbio sardo, de origen medieval, que dice lo siguiente: <<furat chie venit dae su mare>>, que se puede traducir por <<roba quien viene del mar>>. (2)*.
El primer asentamiento en el término, según me he documentado por mi cuenta-el museo arqueológico estaba cerrado-, se remonta a la Prehistoria (destacando la necrópolis de Anghelu Ruju, las Domus de Janas y el complejo nurágico de Palmavera) y a la Antigüedad (villa romana de Santa Imbenia), aunque el núcleo original es de época medieval. Fue fundado por los Doria sardo-liguri, en un momento histórico en el que genoveses pugnaban por el control de la región, considerada por muchos una escala clave en la navegación en el mediterráneo occidental.
De todas las ocupaciones, probablemente la más importante fue la catalano-aragonesa, que también mantuvo un interés en controlar este espacio al considerarlo como la bisagra entre dos mundos dentro de un programa expansionista en el mediterráneo que iba desde el estrecho de Gibraltar al Bósforo. Así lo atestigua el desembarco catalano-aragonés del 1323, y, tres años después, la conquista, que se prolonga en el tiempo con a la lucha entre catalanes y genoveses -especialmente con la rivalidad entre los Malaspina y los Doria entre 1333-1336- y, en 1352-1353, por el ataque conjunto de las fuerzas de <<Pere el Cerimoniós>> y los venecianos sobre las huestes genovesas en Porto Conte (costa de Alguer). Este asedio fue un éxito, cayendo la ciudad en manos del capitán general Bernat de Cabrera. De todos los episodios que he conocido sobre Alguer, este es el que más me llama la atención -desviación profesional-, tanto por cómo se desarrolló como por aquello que sucedió después...cuando Mariano IV, el juez de Arborea, antiguo aliado y vasallo de <<el Cerimoniós>>, se rebeló en 1353 contando con el apoyo de los rebeldes de Génova, Milán y los Doria (1)*. Así, conflicto tras conflicto, Alghero pasaba de mano en mano por las armas e iba forjando una personalidad inusual marcada por la superposición de culturas y poderes.
Pero, ¿qué significó para la isla y, en particular para Alghero la presencia catalano-aragonesa a lo largo del tiempo? En resumidas cuentas, tres cosas: 1) un modelo de organización basado en el dominio del territorio a través de la entrega de feudos y programas de repoblación (Alghero fue repoblada con catalanes); 2) administración autónoma de centros de poder (Cagliari, Sassari, Bosa y, como no, Alghero); 3) integración de Cerdeña dentro de la estructura institucional de la Corona de Aragón (con estapas de estabilidad pero también con períodos de incertidumbre y crisis) (2)*.
Como podéis ver, Alghero fue arrasada en varias ocasiones y, a pesar de ello, en tiempo presente podemos pasear por sus bastiones tan tranquilos. Bajo la monarquía hispánica y más tarde de con la creación del Reino de Cerdeña y el gobierno de la casa Saboya conservó esa naturaleza, absorbiendo nuevos rasgos. Ese <<mix cultural>> no deja de parecerme maravilloso. Es como si pudiésemos viajar en el tiempo. Tanto es así que la ciudad está hermanada con Barcelona con la que comparte algunos rasgos sociológicos, además de un idioma común (el catalán en su variedad dialectal alguerés). Como dato curioso, es conocida como <<la Barceloneta>> de Cerdeña y todos los carteles de las calles son bilingües.

[arriba] Cartel de la calle donde está el apeadero del bus. En el post dedicado al uso y distribución de los idiomas y dialectos en la isla [día-84], tuve ocasión de mostraros la salud de los idiomas y variedades dialectales que se utilizan aquí, así que no me voy a entretener en esto, pero entiendo que para quien visita Alghero por primera vez toparse con alguien que habla alguerés -hecho raro, pero no imposible-puede resultar un poco chocante.
El casco histórico se encuentra protegido por la muralla y varios baluartes o <<bastioni>>, cuya construcción y razón de ser, como podemos deducir de los conflictos descritos, se remonta a la época bajomedieval. Este tramo amurallado recorre el perímetro de la ciudad vieja y alberga el núcleo donde por primera vez se asentaron los genoveses y más tarde los súbditos de la corona catalano-aragonesa. Siete torres y tres fuertes blindan el conjunto y lo convierten en un lugar casi inexpugnable. La muralla original tiene rasgos de ambas ocupaciones, aunque la apariencia actual se corresponde con las continuas reconstrucciones que se hicieron en época moderna.
Un primer paseo por la zona arroja todo tipo de contrastes. Por momentos, uno puede sentirse extraño, perdido, confuso ante tanto estímulo y referencias a Cataluña y al pasado español. La fusión de palabras, culturas y guiños al pasado hace de Alghero un lugar casi atemporal. Sus calles están llenas de pequeños puestos de artesanía y de tiendas de regalos en los que destaca la venta de joyería hecha con coral. En muchos balcones se ven banderas de Cataluña (no vi esteladas, por cierto).

[arriba] Muchas tiendas reivindican ese <<pasado catalán>>. Utilizar este discurso hoy en día en un momento en el que estamos con el sentimiento nacionalista a flor de piel es hacer de la historia un juego de niños...nada más peligroso.
El centro es precioso, con calles adoquinadas, casas estrechas y ropa tendida entre pilares de arcos centenarios. En en el <<Duomo>> destaca un alto campanario de forma octogonal inspirado en el gótico catalán perteneciente a la catedral de Santa María Inmaculada, de gran valor arquitectónico y artístico por ser foco de la vida religiosa algueresa. En esta zona encontramos, además, la casa Doria y el Palacio Curia (donde está el archivo episcopal). Otro edificio que me encantó fue la iglesia de la Misericordia por su cúpula colorida y brillante. Por desgracia, no la pude ver por dentro.
Más allá de la zona comercial y turística, dejando atrás la <<Torre Sulis>> y los principales baluartes, se prolonga el paseo marítimo y nos topamos con el medio más infranqueable que el ser humano pueda imaginar: el mar. Tuve la suerte de visitar la ciudad en pleno <<estate di San Martino>>, con un sol radiante, y aun así me pareció un lugar muy ruidoso. No quiero ni imaginar la intranquilidad que debe transmitir el sonido del impacto del oleaje contra los bastiones en pleno temporal. En este punto de la excursión vi a mucha gente paseando, corriendo o incluso haciéndose fotos de boda.

[arriba] <<Torre Sulis>> y vistas a la muralla.
Por otra parte, Alghero es un lugar con una vida turística sin parangón. Freidurías, <<spaghetterie>>, un restaurante de <<paella algueresa>> (!!!) y un sinfín de lugares de ocio marcan el final de la zona turística y el inicio del cinturón de costa dominado por urbanizaciones, chalets de lujo y hoteles (la mayoría con nombres en español o en catalán). Creo que este fue el punto de la visita en el que invertí más energías porque me puse a andar y andar con el mar como única referencia y llegué muy lejos. Por el camino, descubrí calas artificiales, pequeñas playas con senderos empedrados y hasta un mirador abandonado. De todas las sorpresas de la tarde, me quedo con las vistas al lejano <<Capo Caccia>> y, como no podía ser de otra manera, con una ganas inmensas de visitar la reserva regional de <<Porto Conte>>.

[arriba] El restaurante de paella algueresa. <<La Paella della tradizione spagnola ad Alghero>>. Como buena alicantina esto me descolocó bastante.
La experiencia me encantó, pero empezó a anochecer y tuve que regresar al centro, donde aproveché los últimos coletazos del día para ver joyerías y comprar regalos.

[arriba] ¡Hola Sr. Gato de la joyería!
De regreso a casa me di cuenta de una cosa mientras clasificaba los regalos en bolsitas: había visto Alghero en menos de un día.
Los atracones no son buenos, ni en la comida, ni en la lectura y, por supuesto tampoco lo son en los viajes. En la era del <<viaje low cost>> es muy fácil convertirse en un coleccionista de panfletos, en alguien que llega a un destino con el tiempo justo para tomar un café, hacerse un <<selfie>> y volver (por favor, que nadie interprete esto literalmente ni, mucho menos, como un ataque personal). Aunque pueda parecer una exageración, el sábado fui consciente de ello y, la verdad, sentí vértigo; vértigo por la sensación de no llegar a tiempo; de saber que hay tantas cosas que te puedes perder por no planificar bien la escapada (pienso en el museo arqueológico). No quiero coleccionar panfletos de lugares que no he podido visitar a pesar de haber estado cerca o en la misma puerta. Nada me frustraría más. Por eso dejé atrás Alghero con la promesa de volver algún día y, como pasa en los mejores viajes, con más preguntas que respuestas.
Como, por ejemplo, por qué nunca llueve el 11 de noviembre en Cerdeña.
[-39 ó 13 de noviembre de 2017].
Para redactar este post he consultado los siguientes recursos:
(1)* ORSI LÁZARO, O., <<Estrategia, operaciones y logística en un conflicto mediterráneo. La revuelta del juez de Arborea y la "armada e viatge" de Pedro el Ceremonioso a Cerdeña (1353-1354)>>, Anuario de Estudios Medievales, 38/2, julio-diciembre de 2008, pp. 921-968, p. 966.
(2)* SCHENA, O; TOGNETTI, S., La Sardegna medievale nel contesto italiano e mediterraneo (secc. XI-XV), Monduzi editoriale, 2011.