[-84] CERDEÑA(S)

30.09.2017


Si hay algo hermana a España con Italia es la pluralidad cultural y lingüística que ambos espacios comparten como consecuencia del papel geoestratégico que han tenido a lo largo del tiempo. 

Probablemente, no le habría dado tantas vueltas a la de idea de no haber compartido hace poco una conversación totalmente inesperada con una persona en catalán-alguerés (la variedad de catalán que se habla en la vecina ciudad de Alghero, a unos 40km de donde yo vivo). La experiencia me ha gustado tanto que me he animado a escribir un post sobre un terreno que no controlo pero que me parece apasionante.

Espero que os guste la mitad de lo que a mí me ha gustado redactarlo

(Aviso a navegantes: este post de "micro" tiene nada). ;)

En España, como todos sabemos, el español es la lengua oficial y comparte protagonismo con otras lenguas como el gallego, el catalán o el euskera, considerado por los filólogos una "rara avis". Además, en ese mismo marco común, cohabitan diferentes dialectos (como el andaluz, el murciano, el extremeño o el aragonés) que lejos de potenciar un uso "standard" de la lengua, crean sistemas y usos lingüísticos diferentes. Para complicar aún más el panorama, a esta realidad ya de por sí polimorfica y llena de claroscuros, se le añaden los híbridos o usos asimétricos que se forman en esa especie de limbo que son las fronteras entre comunidades autónomas o en los límites históricos de antiguos reinos peninsulares.  

Salvando las distancias, aquí, Cerdeña, "la perla del mediterráneo", podríamos pensar que hay ciertas cosas que se parecen bastante. El italiano es la lengua reconocida a nivel institucional; eso está claro. Sin embargo, existen muchas más manifestaciones lingüísticas en un espacio relativamente pequeño y que no llega a los dos millones de habitantes

La identidad institucional sarda es compleja y buena muestra de ello es su bandera, el emblema que representa a la región (desde los tiempos de su constitución como "reino" a su proclamación como región autónoma).

 (arriba) La iconografía de la bandera ("lo stemma dei quattro mori" o "is cuatru morus" en sardo) se remonta a la llegada en Cerdeña de los catalano-aragoneses en 1323-1326. A partir de 1479 fue asumida como emblema oficial del propio Reino de Cerdeña hasta que, a mediados del siglo XVII,  adoptó la forma actual. Como podéis ver, consiste en una cruz roja (la cruz de tan Jorge) inscrita sobre un fondo blanco en el que hay una cabeza negroide en cada una de sus esquinas. Fue aprobada de forma definitiva por el Consejo Regional en el año 1950.

Pero en esta entrada no voy a hablar de la autonomía de Cerdeña o de la unificación italiana (menos mal que no me ha dado por ahí). Tampoco voy a hacer un estudio comparativo de las lenguas romances a gran escala; primero, porque este blog no va de eso; segundo, porque es un terreno que no conozco.

En cambio, me voy a centrar en la cuestión de las lenguas y de los dialectos. Para ello me documentado y preguntado (¡mucho, mucho, mucho!) a mis amigos "sassaresi"

Si algo está mal... ¡culpa suya! ;)

De norte a sur, de Sassari a Cagliari (los principales núcleos de población), se reconocen las siguientes lenguas además del italiano

  • El sardo ("sardu"). Es considerada por los filólogos como la más conservadora de todas las lenguas que nacen del tronco común del latín. Se habla tanto en la zona norte de la isla (sardo logudorés) como en el centro-sur (sardo campidanés). Se escucha bastante por la calle y en la universidad. 

  • El corso ("corsu"). Es una lengua residual y se enmarca en las costas del norte de la isla, donde mutó al "gallurés" y al "turritano". Desconozco cómo suena.

Pasando a los dialectos destacaré dos (aunque posiblemente existan muchos más).  El primero de ellos pertenece a otra lengua que no es originalmente sarda y que por el revuelo político que estamos viviendo en España estos días todos tenemos muy presente...

  • El alguerés (alguerès). Se trata de una forma arcaica del catalán que se habla exclusivamente en la ciudad de Alghero, en el noroeste de la isla. El motivo por el que aparece esta variedad aquí se remonta a la repoblación que en el siglo XIV se hizo con gentes procedentes del Penedès y del Camp de Tarragona por orden de Pere el Cerimoniós. Su uso es minoritario y los datos sociolingüísticos de la última década son desalentadores. Con todo, en torno a ella sobrevive cierto apego identitario que hermana a Alghero con Cataluña. De hecho, según me han dicho, tras los atentados de Barcelona del pasado mes de agosto la ciudad se sumó al luto oficial barcelonés.
  • El ligur (o carlofortino). Se escucha en la isla de San Pietro y en buena parte de la isla de Sant Antioco. Su presencia es casi anecdótica. 

Trazado este esquema queda más o menos claro cuáles son las piezas que componen el <<puzzle>>. Ahora bien, como pasa en otras islas -en particular, como se da en Sicilia con el siciliano- y tal y como hemos podido comprobar, el uso de cada una de estas lenguas y dialectos por parte de la población sarda es desigual. 

La mayor parte de los jóvenes sardos no conoce -o, al menos no practica- el dialecto de su territorio (aunque lo haya escuchado a sus mayores o aprendido en el colegio a través de alguno de los programas de inmersión lingüística que se promueven en la isla). Los motivos de este abandono son muchos y no alcanzo a conocerlos todos, pero es evidente que van desde la imposición del italiano a la atracción de población que ejercen las ciudades respecto a las zonas rurales. Todo ello sin olvidar el "autoodio lingüístico", el fenómeno que se produce cuando los que saben una lengua no la utilizan (normalmente por prejuicios o por considerarla de poca utilidad).

Todo esto ha llevado a que la mayoría de lenguas y dialectos locales se encuentran en un claro retroceso.

En Alicante, mi tierra, este situación la conocemos bien, aunque dentro de lo que cabe, me considero una persona afortunada porque mi madre, haciendo caso omiso a mi familia paterna, me hizo bilingüe. Debo decir que hasta la fecha esta decisión me ha dado más de lo que me ha quitado. A veces no sabes que tienes algo útil en la cabeza hasta que de repente lo usas en la situación más inesperada.

Para ir cerrando, como decía al principio, nunca pensé que acabaría usando mi lengua materna a más de 1.000 km de mi hogar. Compartir una conversación catalán (valenciano)-alguerés ha sido una de las experiencias más bonitas que me han pasado desde que estoy aquí. A la vez también ha sido una de las cosas que más me ha hecho pensar -y mucho- en qué somos y qué nos une.

Sea como sea, durante 20 minutos y a través de la magia de las palabras, conseguí volver a "casa".

Para redactar este post he acudido a la siguiente fuente: https://www.regione.sardegna.it/regione/. Asimismo, he contacto con la colaboración inestimable de Francesca.

  [-84 ó 30 de septiembre de 2017].

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